SERÍA DIFÍCIL EXAGERAR la importancia de las doctrinas de revelación e inspiración de las Sagradas Escrituras. Ismael Amaya tiene razón cuando afirma que estas «son el fundamento sobre el cual descansa toda la estructura de la teología cristiana. Quitemos este fundamento y todo el sistema se desmorona».1 Solo un mensaje revelado por Dios y registrado bajo la influencia del Espíritu puede servir para dar cuerpo a un sistema de doctrina fidedigno y autoritario. Si Dios no se
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